martes, 4 de agosto de 2015

Parecía una tarde cualquiera.

Calor, mucho calor. 8 de febrero. El sol brillaba y mis ojos también.
Decidí acostarme en una reposera, cuando se me dio por agarrar mi celular. Tenía un whatsapp,  pensé que era de una amiga, entonces lo abrí. El mensaje no era de mi amiga, ni de mis viejos,  tampoco de mis primos, el mensaje era de él. Sí, él.
Después de meses sin hablar, habría vuelto. Fueron muchas mis emociones. Lo que yo no estaría sabiendo es que tiempo después, me habría causado el peor de los dolores, una angustia que me hacia mierda, el nudo en la garganta más grande. Pero es muy temprano para eso. Voy a seguir relatando mi nivel de estúpidez al ver que habría vuelto. Yo estaba convencida que el volvía con amor, con mucho amor, que jamás me lastimaría, y nunca me olvidaría; pero estaba equivocada, muy equivocada. Igual me comprendo, no es fácil darse cuenta con esas miradas que me iba a matar así, ( y digo matar, matar de angustia, no matar de amor).  
No sé si me quiso, tampoco sé si me quiere, o si en un futuro me querrá. Lo que sí sé, es que tengo mucho amor para él, aunque no puedo quererlo… Bueno, sí, un poco. Un poco bastante.